El rol de los hábitos y el estilo de vida en el desarrollo de la salud mental

21/10/2020

Camila Naveira nos cuenta acerca del encuentro de Proxi, donde Sebastián Campanario conversa con Julián Bustin.

La agenda del Proxi de hoy es sobre un futuro muy concreto, el de la salud mental. El invitado es Julián Bustin, reconocido médico especializado en psiquiatría, miembro de INECO, PAMI y Fundación Favaloro.

La gran pregunta que va a respondernos es: ¿qué está cambiando en relación a la salud mental, las capacidades cognitivas y los hábitos?

Julián empieza contando que a raíz de la pandemia se empezó a hablar más de salud mental cuando en general suele ser un tema muy subestimado, lo cual es alarmante porque hay estimaciones que afirman que para 2030 el costo social de la salud mental será de entre 6 y 15 billones de dólares, es decir, ⅙ del PBI global. Este costo, además de derivar de los tratamientos, es también el resultado de la cantidad de personas que -cada vez más- dejarán de trabajar o no trabajarán al 100% a causa de problemas y enfermedades cognitivas. De hecho, en la actualidad, de cada 10 incapacidades laborales, 6 se deben a esta causa.

Se trata de una problemática multidimensional y de un tema de conversación en el que persisten los estigmas y suele ser evitado. En el contexto de la pandemia por Covid-19 se realizaron numerosas investigaciones que confirman que los niveles de síntomas de ansiedad y angustia han aumentado significativamente alrededor del mundo y que las personas más afectadas son los jóvenes, desde los adolescentes hasta los 25 años. Y, para sorpresa de muchos, quienes menos están sufriendo las consecuencias son los mayores de 60 años. Esto se explica en gran parte porque para las personas jóvenes cambió mucho su forma de vida y sus rutinas y sumado a eso nunca antes habían vivido algo similar. Esa falta de experiencia y la incertidumbre hacia el futuro es lo que genera en este segmento etario tanta ansiedad y angustia. Por el contrario, las personas mayores ya han vivido momentos difíciles y saben que las crisis vienen y se van.

Julián aclara que tener síntomas de ansiedad y depresión no necesariamente significa estar enfermo o tener un cuadro clínico pero sí que la calidad de vida de esa persona indefectiblemente se verá afectada a partir de la aparición de estos síntomas. Lo que se denomina una enfermedad mental tiene de por sí muchos vértices y ángulos de abordaje y es un consenso de expertos lo que determina qué es y qué no es una enfermedad mental. Siempre existieron, dice Julián, pero según el momento histórico y los criterios de diagnóstico, los índices suben o bajan. Lo importante es entender que cada uno de esos criterios tiene distintas implicancias y por eso el tema se vuelve tan complejo.

Otra cuestión sobre la que llama la atención es el hecho de que las personas que sufren estas enfermedades no quieran que nadie sepa lo que les está pasando y eso se convierte en una gran barrera a la hora de poner el tema en agenda, de que se promuevan planes de acción y se destinen fondos económicos, resultando en que nunca se le da prioridad.  

Campa le pregunta sobre el rol de los hábitos y el estilo de vida en el desarrollo de la salud mental y Julián responde contundente que son precisamente esos los factores que mayor impacto van a tener en la evolución de nuestras capacidades cognitivas conforme avance el tiempo, incluso más impacto que los factores genéticos.

Julián menciona algunos ejemplos de a qué se refiere con hábitos que impactan en nuestro desarrollo cognitivo y sobre los cuales hay consenso comprobado: de chicos es determinante el acceso a la educación formal; a lo largo de la vida, la consistencia en la actividad física, los vínculos sociales, el cuidado de los factores de riesgo cardiovasculares, mantenernos estimulados cognitivamente y mantenernos con proyectos.

«Se pueden reducir en un 40% las probabilidades de tener una enfermedad mental en función de los hábitos que mantenemos a lo largo de la vida»

Lo que están confirmando las investigaciones es que las cuestiones de la vida diaria tienen gran impacto en el desarrollo cognitivo y en particular aquellas vinculadas con el bienestar, generalmente subestimadas. Meditar, darse espacios de placer, yoga y actividades similares ayudan mucho y son un tratamiento efectivo para mantener la salud mental. El estrés es una de las fuentes más importantes de patología mental, por eso es importante darle prioridad al bienestar general. 

Sobre el concepto de reserva cognitiva Julián cuenta que a lo largo de la vida vamos teniendo menos neuronas porque a partir del momento del nacimiento van disminuyendo pero que eso no quita que las que siguen vivas se puedan conectar de la mejor forma posible. Es importante entonces tener reservas para que las neuronas que van quedando funcionen lo mejor posible. Y esto lo logramos con los hábitos que ya mencionó anteriormente y todo tipo de estimulación cognitiva como por ejemplo, los juegos de mesa y agrega un factor más que es la importancia de los patrones de sueño y los ritmos circadianos.

El primer paso, aconseja para finalizar, es saber cuáles son las cosas que a uno le hacen bien e ir de a poco cambiando los hábitos en ese sentido. También es clave que desde las instituciones se concientice más sobre la importancia de los hábitos y el estilo de vida.

Camila Naveira.