En busca del Océano Azul

27/07/2020

Cecilia Plano, alumna de Economía de la pasión.

En su charla Economía de la Pasión, del ciclo Degustación de Ideas Baikal, Sebastián Campanario nos lleva a navegar a dos aguas: la de la Economía de la Atención, prototípicamente entronizada en medios tradicionales, allí donde pocas superestrellas concentran enormes audiencias; a la Economía de la Pasión o de la creatividad, en la que emerge una clase media creativa, que produce desde su singularidad para un público variado, de tribu. Esta nueva economía está motorizada por una doble tendencia de cambio: las nuevas tecnologías y plataformas que les dan soporte, sumadas a nuevas pautas de comportamiento. El paradigma de los 1000 true fans de Kevin Kelly: 1000 seguidores capaces de pagar USD 100 por año por un contenido de valor, luego mutado en 100 seguidores de USD 1000 en las prácticas actuales de mercado.

Ese pasaje de un modelo de economía a otra muchas veces se parece menos al río que confluye en el mar, que a una botella de desmaquillante micelar bifásico donde ambos modelos conviven en el mismo frasco: es decir, una misma plataforma es perfecta tanto para traccionar Kardashian’s (commodities Mega Celebs), como a artistas plásticos, músicos, escritores, filósofos, divulgadores científicos, cocineros, y profesionales de prestigio a estar alcanzables para su público con una posibilidad de cercanía e intimidad, inéditas. Economía de la Atención recargada y Economía de la Pasión, van y vienen ondulantes. Se juntan se separan. Coexisten perfectamente en el mismo frasco.

Sebastián habla del libro The Passion Economy de Alan Davidson, nombra algunos casos, pero nos desaconseja compralo porque el cambio que aborda está ocurriendo, y el libro se vuelve tan viejo como el diario de ayer. “Mientras miro las nuevas olas, yo ya soy parte del mar» dice esa canción de Serú Girán que escuché cientos de veces en mi primera infancia. La cantaba sin comprenderla. Cuando la entendí, ya era parte del mar, yo también. Estamos en medio de este proceso: ola y mar que rompe, revuelto.

Sebastián nos invita a buscar nuevos mares, Océanos Azules, o mercados no explorados, en contraposición a los Océanos Rojos, lleno de rastros y restos de caza de voraces tiburones.

Toma el concepto de disrupción en términos de Clayton Christensen: la disrupción en general ocurre en el fondo de un mercado, ahí donde los líderes no están ni siquiera mirando, y nos regala algunos ejemplos de Océanos Azules disruptivos de hoy:

El caso de Nathan Tankus, estrella emergente que comprende y traduce el proceder de la FED en un newsletter propio con un tono singular, complejo, rico y fresco, que comienza siendo gratuito y termina monetizando en poco tiempo.

El caso de Leticia Gasca y sus Fuckup Nights, encuentros con formato similar a las charlas TED donde se habla sobre los fracasos.

La plataforma Cameo que acerca gente a micro celebridades para diferentes propósitos, con un fee de uso del 20%, valor muy bajo comparado con cualquier plataforma de distribución tradicional.

Finalmente, para cerrar, nos invita a crear, y a hacer lo que amamos, dado que no hay como competir contra gente que se divierte haciendo lo que hace.

Cecilia Plano