Entre unicornios y dragones

23/07/2020

Javier Felipe, alumno de Aprender en casa.

Desde hace varias semanas que nos juntamos jueves tras jueves a compartir ideas y experiencia sobre la crianza de nuestros niños, a través del cliclo de Meli Furman en lo que ella misma llamó «Aprender en casa» y ¡vaya que estamos aprendiendo!. Una de las propuestas que más me gusta es «la bitácora», un espacio de reflexión muy íntimo en donde cada semana nos llevamos «la tarea» de ir registrando aquellas cosas que nos sorprenden esos momentos de aprendizaje mutuo que tenemos cuando compartimos con los más pequeños de la casa. El jueves pasado me animé a compartirles un resumencito de lo que fue la bitácora del cumple de mi hija, así que acá va también para el resto de la comunidad:

Desde que Julia cumplió los 4 supo que su próximo cumpleaños sería de unicornio.

La cuarentena nos cambió los horarios, nos solemos acostar más tarde que lo habitual, así que decidimos arrancar su cumple apenas dieron las 12 del 9 de julio con el primero de sus regalos, tal vez no había necesidad, pero sentimos que sería una manera de hacer su cumple un poquito más largo. Mientras trataba de convencerla de que su vincha de unicornio no resultaba cómoda para dormir, y justo antes de comenzar a cantar las habituales canciones de buenas noches (5), ella me dejó muy en claro que me debería despreocupar de la organización de su cumple, ya que ella se encargaría de eso (7).

Al otro día se despertó muy temprano, cómo es habitual durante los últimos 10 días de cuarentena, pasándose de madrugada a nuestra cama y a media mañana arrancó en forma oficial el cumple, el desayuno tuvo que esperar ya que primero jugaríamos con sus nuevos bloques imantados (3), y acto seguido tuve que salir corriendo a buscar una chocolatería abierta para cumplir con el diseño que ella misma hizo de su torta mientras la preparaba con su mamá (1).

Antes del mediodía subimos juntos a la terraza a hacer el asado que ella pidió de almuerzo mientras jugábamos con juegos de obstáculos (4), respondíamos algunos saludos de cumple mediante mensajes de voz o video, regábamos las plantas (8) y actuábamos historias que mezclaban princesas, monstruos y superheroínas.

Por la tarde decoramos la casa cual salón de fiestas (con unicornios, por supuesto) y nos pusimos lindos para el momento previo de la torta, con juegos a través de videollamadas que Julia dirigió ante el disfrute de abuelos y su prima, terminando casi una hora más tarde con un feliz cumple whatsappero.

La fiesta culminó con un llamado a Anto, su prima del corazón, que estaba internada y que no pudo participar como a ella le hubiera gustado (6).

Terminamos de gastar las baterías mirando la peli que ella misma eligió mientras comíamos la sopa de verduras que tanto le gusta.

A veces, las circunstancias desfavorables nos llevan a sacar lo mejor de nosotros. En un cumple «normal», los padres terminamos agotados y estresados luego de todas las corridas de los preparativos, pero esta vez pudimos terminar el día reflexionando y pudimos ver en nuestra hija una hermosísima demostración de múltiples inteligencias  (si son buenos observadores, coincidirán en que en este corto texto pueden encontrar ejemplos de la inteligencia lógico-matemática (1), lingüística (2), espacial (3), cinético corporal (4), musical (5), interpersonal (6), intrapersonal (7) y naturalista(8)) 

Casi sin darnos cuenta, la pudimos acompañar creando un entorno estimulante y emocionalmente seguro, tal como Melina nos lo inculca en cada una de sus Clases de Aprender en casa. Durante el Feliz Cumple me perdí la clase de Meli e Isol, pero estoy segura que ellas podrán afirmar que Julia las reemplazó de forma impecable.

Y como en cada clase de los jueves, no podía faltar el Ticket de salida. Pasadas las 12 nos preparamos para dormir, antes de la lectura de cuentos (2) y de las canciones, nos dejó en claro que había disfrutado mucho de su cumple aunque nos marcó un par de cositas para mejorar: que el feliz cumple lo cantemos en voz más bajita y que su próximo festejo empiece más temprano, así dura más.

Y ya casi dormida me advirtió: el cumple de 6, será de dinosaurios.

Javi Felipe