Hogwarts

Qué dilema que nos planteó la postpandemia: todos decimos que queremos volver a la presencialidad, pero después la presencialidad está llena de tránsito, estacionamiento, lluvia, y casa está tan linda… El Zoom sin salir, sin cambiarse, sin entrar en la ciudad.

Todos dicen que están hartos de las pantallas y que quieren volver al contacto personal, pero después nuestros cursos online explotan y las cosas presenciales no tanto. ¿Qué hacer?

La teoría nos diría que hay que ver lo que la gente hace, no lo que dice. Si dice “presencialidad” pero después prefiere pantalla, hay que darle pantalla. Esa es la esencia de “Lean Startups” y de toda la mentalidad de emprendimientos que prevalece en las últimas dos décadas. Experimentar, observar comportamiento, entender lo que funciona, entender lo que “la gente” quiere (que no es lo que dice que quiere) y darle eso, en escala. Así se hacen cosas exitosas.

Exitosas pero sin alma. Hay algo en eso que, como diría Pescetti, no se siente bien. No me enamora aunque las planillas digan que es insuperable.

Cuando pienso un Baikal a 10, 20 años, no me imagino un Baikal 100% virtual. Baikal es encuentro. Es ecclesia. No es conocimiento aislado ni networking vacío, es encuentro con sustancia compartida.

Acabo de terminar un viaje rutero con mi familia. Recorrimos miles de kilómetros y la elección de qué escuchar gravitó hacia Harry Potter, una vez más. ¿Qué nos atrae de ese universo maravilloso del que no queremos salir? Probablemente nos atrae la magia, la magia como lo asombroso, lo extraordinario, lo que escapa a lo ordinaria que es a veces la realidad.

Dumbledore, llevame a tu colegio para aprender, para aprender, para aprender, a ser… un mago, un mago, un mago yo quiero ser, para aprender, para entender, al mundo que hay en el mundo, que envuelve al mundo, dentro del mundo, que hay en el mundo, afuera del mundo, de este mundo… (Luis Pescetti)

¿Cómo es ese colegio al que todos queremos volver cada 1 de septiembre? Es el opuesto al bullshit. Hay profesores geniales y profesores malísimos. Hay peligros y hay misterios. Nunca se sabe todo, nadie sabe todo. No se busca la perfección global, se buscan perfecciones parciales. Las cosas fallan. Hay mezclas increíbles, no hay optimizaciones, no hay cartón pintado.

Cuando hace 13 años escribí el borrador original de Baikal no había leído Harry Potter, pero lo que escribí resuena bastante con este espíritu. Porque creo que en el fondo un lugar así es lo que muchos deseamos.

¿El Baikal presencial tiene que intentar ser un Hogwarts? Borges decía que la realidad copia a la literatura pero…. Creo que no, que no tiene que imitar a Hogwarts, porque eso justamente niega su espíritu. Es cartón pintado. Poner escaleras que se mueven, proyecciones de fantasmas y cuadros que hablan es copiar, es hacer un parque de diversiones sobre algo que ya está inventado, copiando sus superficialidades. Como los que quieren hacerse ricos copiando las tonterías que hacen los ricos cuando ya son ricos y no las cosas de fondo que hicieron para serlo.

No se trata de copiar a Hogwarts sino de volver a ese borrador original en el que decía que Baikal es un laberinto, que las cosas fallan, que no se sabe todo lo que pasa, que no buscamos perfección sino asombro creativo. No se trata de copiar a Hogwarts para jugar un rato a ser Harry, Ron y Hermione, se trata de crear un espacio real que sea único, con gente que esté abierta a explorar, a convivir con los errores, con lo diferente y con las mezclas. Con gente a la que se le paren un poquito los pelos de los brazos cuando se encuentran con cosas que van más allá de lo obvio.

Emiliano, 1 de septiembre de 2023