Millennials: vivir una vida honesta

15/12/2020

Camila Naveira nos cuenta sobre el cierre de Proxi, con Tamara Tenenbaum como invitada.

Hace un tiempo que Tamara investiga sobre la edad, el edadismo y las particularidades y tensiones entre las distintas generaciones. En particular se enfoca en la relación entre edad y género porque afirma que para las mujeres suele ser más complejo ese vínculo. Desde chica la mujer tiene muy presente la variable del avance del tiempo, el reloj biológico y el pesado imperativo de tener que verse y sentirse joven. 

Por otro lado, interpela a Tamara la cuestión de la situación socioeconómica desigual entre las generaciones y lo que ella llama un fenómeno de «juvenilización» de la pobreza. Se trata de un segmento etario que, o bien no tiene empleo, o lo tiene pero se trata de contrataciones precarias que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. Además, las generaciones más jóvenes no reciben ningún tipo de ayuda del Estado ya que no existen programas locales de seguro de desempleo, ni tampoco acceden a una jubilación o a planes familiares. 

El edadismo es la discriminación por edad pero es importante decir que puede aplicarse a cualquier edad y que los sesgos en detrimento de la juventud abundan tanto como aquellos en contra de las personas mayores. Si sos una mujer joven, por ejemplo, es muy común que no te tomen como una persona idónea para muchos roles y puestos: «Pasas de ser una nena que no sabe nada a ser una vieja a la que nadie le da bola». 

Sobre los millennials hay muchos prejuicios. Uno, por ejemplo, es sobre el uso que le dan a su dinero, afirmando que que gastan en cosas superfluas y que no toman decisiones racionales ni a largo plazo en cuanto a su economía. Otro prejuicio es que este perfil no está interesado en tener un trabajo estable y en blanco. Datos que según Tamara no se verifican y que por el contrario con tan solo preguntar se refutan. No es tan claro que los jóvenes quieran efectivamente vivir pasando de un empleo a otro, sino que es ese el mundo que se les ofrece y ellos adaptan las aspiraciones a lo posible y como saben que no se van a poder comprar un departamento usan la plata para viajar. 

En el plano de lo sexo-afectivo y los vínculos sí se muestran más abiertos a la incertidumbre y rechazan la estructura y la norma. Otra diferencia interesante respecto de generaciones anteriores es que los millennials creen que tienen derecho a ser felices. Cuando se habla de que esta generación es egocéntrica no se tiene en cuenta este aspecto inédito de creer y sentir que tienen derecho a tener una pareja o una carrera que les guste y, por el contrario, es algo que se juzga. 

En diversos ámbitos el acceso resulta difícil para la mayoría de los jóvenes. En política, al conformar gabinetes y equipos de trabajo no se suele tener en cuenta la formación y capacidades más allá de la edad. Estos gabinetes suelen estar integrados en su mayoría por personas de más de 50. En la industria de los medios de comunicación afirma que no suelen abrirse espacios para que las caras visibles sean referentes jóvenes. Esto a su vez impacta en que no aparezcan audiencias nuevas generando un círculo vicioso que no hace más que profundizar la distancia entre estas generaciones y los medios, dejando el espacio libre para las redes sociales u otras formas de comunicación informales.

Volviendo a la precarización laboral y económica de muchos jóvenes argentinos, Tamara comenta que muchos se manifiestan preocupados por su propia vejez dada la crisis exponencial del sistema previsional. También a otros aspectos que se van sumando como los relacionados con el cuidado, ya que muchos eligen no tener hijos y el acceso a cuidados se encuentra mayormente privatizado. En ese sentido empiezan a aparecer ideas y proyectos como los «lesbiátricos»: mujeres lesbianas que comparten la compra de un terreno en el cual envejecerán y se cuidarán entre ellas. 

Otras características distintivas de los millennials es su relación con la vocación. En línea con lo dicho sobre su búsqueda genuina de bienestar, muchos eligen carreras no lucrativas que significan algo más que sólamente ganar plata. Para esta generación la sinceridad es un valor innegociable, el objetivo es vivir una vida honesta y lo aplican a todo. Eso no sólo es nuevo sino que genera cierta incomodidad. 

Camila Naveira.