Si quieres venir al seminario «Perlas de la filosofía» y tener una clase por semana para nutrir la vida de sabiduría milenaria, puedes ver más aquí: https://institutobaikal.com/perlas-de-la-filosofia/

Vas a ser toda la vida un gruñón

Por Christián Carman

La primera lectura de las “Meditaciones” de Marco Aurelio me desilusionó un poco. Es un diario en el que el gran emperador romano y filósofo estoico va escribiendo sus reflexiones filosóficas. Yo esperaba encontrar ideas brillantes. Y lo que encontré son reflexiones sencillas, muchas veces repetidas hasta el cansancio.

Pero le di una segunda oportunidad. Y en una segunda lectura entendí que lo que muestra es la lucha interior de Marco Aurelio. El diario es el registro de un alma en batalla constante. Si repite muchas veces la misma idea es porque necesitaba decírsela una y otra vez hasta poder hacerla carne. Y, si se mira con detalle, se ven fracasos y triunfos en esas luchas.

Una batalla fantástica se da contra su amor por los libros. Marco Aurelio amaba leer. Sobre todo, amaba leer libros de filosofía. Le encantaba. Pero entendía que su deber, como emperador, era gobernar. En el diario se nota todo el tiempo esa tensión entre su placer y su deber. Al comienzo del segundo libro, escribe: “¡Deja los libros! No te dejes distraer más; no te está permitido”. Pobre, se está retando a sí mismo. Obviamente no era malo leer filosofía, pero seguramente sentía que, al hacerlo, descuidaba lo que consideraba su obligación. Se nota que hizo un gran esfuerzo por apartarse de los libros. Y empezó a darse cuenta de que esa “abstinencia bibliográfica” lo ponía de muy mal humor. Un poco más adelante, escribe: “Aparta tu sed de libros, para no ser toda la vida un gruñón.” Primero intentó apartarse de los libros; después, de su deseo de leer. Quiso matar el deseo porque el deseo insatisfecho lo convertía en gruñón. No iba a ceder al deseo –eso ya estaba fuera de discusión–, pero no podía vivir luchando. Tenía que aniquilarlo de una vez para reconquistar la paz.

Como todo gran sabio estoico, Marco Aurelio era un experto en el dominio de las emociones. Sin embargo, se ve que el deseo por los libros pudo más. Nunca logró aniquilarlo. Recién alcanzó la paz cuando consiguió integrar los dos aspectos que lo tenían siempre en tensión: su obligación de gobernar y su deseo de leer filosofía. Casi hacia el final de su diario, finalmente dice: “No te es posible leer. Pero sí puedes contener tu arrogancia; puedes estar por encima del placer y del dolor; puedes menospreciar la vanagloria; puedes no irritarte con insensatos y desagradecidos, incluso más, puedes preocuparte por ellos”. Lo que está describiendo es el ideal del filósofo. Es decir: tal vez no puedas leer filosofía, pero sí puedes vivir como un filósofo. Vivir y gobernar como un filósofo. Ahí está la clave: en integrar. Al fin y al cabo, para eso leemos a los filósofos. Incluso a Marco Aurelio.

Christián Carman

Si quieres recibir contenido gratuito y novedades de cultura general suscríbete aquí:

Cultura General